Letanía de San Aloysius Gonzaga
(Para uso privado solamente)
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, escúchanos.
Cristo, graciosamente escúchanos.
Dios, el Padre del Cielo,
Ten piedad de nosotros.
Dios el Hijo, Redentor del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
Ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un Dios,
Ten piedad de nosotros.
Santa María,
R. Ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Ruega por nosotros.
Santa Virgen de las vírgenes, etc.
San Aloysius Gonzaga,
Amado hijo de Cristo,
El deleite de la Santísima Virgen, la juventud más casta, la juventud angelical,
Juventud más humilde,
Modelo de jóvenes estudiantes,
Despreciador de las riquezas,
Enemigo de las vanidades,
Escarnecedor de honores,
Honor de los príncipes,
Joya de la nobleza,
Flor de la inocencia,
Ornamento del estado religioso,
Espejo de la mortificación,
Espejo de la obediencia perfecta,
Amante de pobreza angelical,
Muy cariñosamente devoto,
Más celoso observador de las reglas,
Más deseoso de la salvación de las almas,
Adorador perpetuo de la Sagrada Eucaristía,
Cliente particular de San Ignacio,
V. sé misericordioso,
R. perdónanos, Señor.
V. Sé misericordioso,
R. escúchanos, Señor.
De la concupiscencia de los ojos,
R. Oh Señor, líbranos.
De la concupiscencia de la carne,
Oh Señor, líbranos.
Del orgullo de la vida,
Oh Señor, líbranos.
A través de los méritos e intercesión de San Luis de Gonzaga,
R. Oh Señor, líbranos.
A través de su pureza angelical,
R. Oh Señor, líbranos.
A través de su santidad y gloria,
R. Oh Señor, líbranos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R. Ahórranos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R. Ten piedad de nosotros.
Cristo, escúchanos.
R. Cristo, escúchanos graciosamente.
V. Ruega por nosotros, San Luis de Gonzaga,
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos:
Oh Dios, distribuidor de dones celestiales, que se unió en la juventud angelical, Aloysius, maravillosa inocencia de la vida a la misma severidad de la penitencia, concede, a través de sus méritos y oraciones, que nosotros que no hemos seguido el ejemplo de su inocencia podamos imitar su práctica de la penitencia, a través de Nuestro Señor Jesucristo. R. Amén.
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